EL HOMBRE VITRUBIO,GRAN ARQUITECTO Y VERDUGO

Por: Henry Yadiel Loyola Irizarry aka Kayra Lee Naranjo

El Hombre Vitrubio… Gran Arquitecto y Verdugo…

Hay tanta fuerza que ya no quedan fuerzas, donde no había tiempo hay tiempos de tiempos y en diferentes tiempos, como una breve trazada. De frente teníaa al abismo, súbitamente las ventanas de mis ojos se abrieron y pude verlo todo claro, muy claro.  Me mire al espejo y la imagen que vi ya no era la misma que había visto, ni la que veo ahora, miro los recuerdos del ayer  en papeles que no respiran, que no ven, que no escuchan, cada vez más se nos desgastan los colores y no soy aquel que veo. Miro el paso de las manecillas del reloj y me dan su inevitable sentencia  como un cruel verdugo con aspecto de hombre Vitrubio y su guadaña resplandeciente… no soy inmortal no viviré para siempre nada será para siempre. Un Urano muy inmenso se desplazaba a lo largo y a lo ancho pero los minuendos y segunderos de cronos venían cercándolo todo castrando cada vez más un viril y fértil terreno  invertido plantado en nuestras cabeceras que casi nunca quiere dar en parto su fruto. 

El paso de la guadaña es inevitable, necesario y como no; trágico también, pues si la cruel media luna del titán pasa cortando todo lo que no tiene límites y va determinando calculadoramente con la más fina precisión todo lo que somos , la misma dalla va cortando mis alas, mis pensamientos, va encerando cautivo en el tártaro a todos los hijos de la tierra, los ha inmovilizado, les ha cortado la lengua, los ha encerrado en una bóveda circular con cerrojos cuadrados convirtiéndolos en un hermoso canon de las proporciones humanas que quien sabe quien estableció. Nuestro ombligo determina nuestra circular existencia mientras nuestros genitales nos encierran en normativas cuadradas. Repentinamente de mis labios salió otra menguante de plata más brillante que la primera…, la cual iba afilando por el otro lado la hoja de aquel cruel segador. Pues cuando la hoz mutilaba todo mi cielo sus semillas caían como gotas de rocío sobre mis cienes y tuve una gran batalla mental de grandes dolores…, comencé a dar a luz  y me desengañé. Lo que no sabía la Parca es que su hoja plateada era de doble filo y cortaba hacia ambos lados pues cada vez que rasgaba determinando estrictamente mis caminos acortando mi momento también lo hacía con el suyo y mas se hacían los surcos en mi mente dando una gran cosecha.

Esto me fue de gran virtud; se iban rompiendo las cadenas que me ataban, cada vez mas escapaba de aquella prisión geométricamente absurda  y se iba desquebrajando todo aquello que había sido ingeniado por algún arquitecto universal de mil cabezas reprimido o perturbado de espíritu. La medida era falsa, la mecánica no servía y los engranes estaban mohosos. Me pregunte una gran inmensidad que pudo haber dado tanta prole fue sojuzgada. Me reí a carcajadas alocadamente, mi cara besaba mi reflejo, cascadas blancas caían de mi corona de laureles, mi ritmo era más lento cada vez. La alegre sinfonía del universo ya no tenía sentido y lo tenía ahora a la vez. Era todo el breve surco de una fugaz estela, si sientes dentro como navajas de hielo  cortando visceralmente una fuente que desborda vertiginosamente en tu garganta tendrás tanta fuerza que no quedaran fuerzas ya no importara nada no nos alcanzara el tiempo…ya hemos vencido.