El deseo sexual puede tener altas y bajas, eso es normal. Aunque se reconoce que puede haber personas asexuales, a quienes no les interesa el sexo, lo usual es que los adultos practiquen y necesiten sexo. El sexo fuera de una relación puede ser divertido, excitante, relajante, estimulante, y puede además ser una manera de estrechar, y en ocasiones perder, amistades. Dentro de una relación puede ser todo eso, y además ayudar a que ambas partes se compenetren mejor.
Es claro que el sexo no lo es todo en una relación. Pero, la compatibilidad en la intimidad y la capacidad para proveerse placer mutuamente es lo que hace diferente a tu pareja de tu mejor amigo o amiga. Esto es, tu mejor amigo o amiga te hace sentir bien, al igual que tu pareja. A tu amigo o amiga le quieres mucho, con él o ella la pasas super, al igual que con tu pareja. Tu amigo o amiga conoce tus gustos muy bien, al igual que tu pareja. Pero con tu mejor amigo o amiga no haces sexo y con tu pareja se supone que si lo tengas. Así que cuando el sexo falta, se comienza a perder lo que diferencia a la pareja de los buenos amigos.
La realidad es que aunque haya amor, no siempre hay deseo. El deseo puede ser afectado por múltiples razones, entre ellas el estrés, problemas económicos de la pareja, problemas de comunicación, o simplemente no se desea en ese momento. Pero lo sexual debe ser atendido porque cuando pasa mucho tiempo sin tener sexo podemos afectarnos de varias maneras. Veamos las más comunes.
Mal humor. Quizás la más común y la que primero observamos es el mar humor. Nos podemos poner insoportables y muy sensibles. Si estas en una relación y llevan tiempo sin sexo, y descubres que están discutiendo por tonterías, es tiempo de tener sexo.
Estrés. Cuando se tiene sexo frecuente uno se relaja. Cuando no hay sexo se observan más esos pequeños detalles que nos molestan del otro o la otra. Por ejemplo: si después de tener buen sexo no bajas el inodoro, no es tan importante. Pero si ha pasado un mes sin sexo, y veo que no has bajado el inodoro, me voy a molestar mucho.
Ataque cardiaco. Debido a que el sexo es considerado uno de los mejores ejercicios cardiovasculares, hacerlo de manera esporádica (o no hacerlo) se asocia con un mayor riesgo de ataque cardiaco y muerte súbita, esto según un estudio de la Universidad de Tufts, Estados Unidos.
Depresión. Cuando se practica sexo se liberan endorfinas y dopamina, importantes neurotransmisores que ayudan a transmitir mensajes de placer. Si se sufre de depresión se pierde el deseo sexual. Pero si se está medio deprimido y no se tiene sexo esto puede profundizar la tristeza, el sentido de baja autoestima, aislamiento y soledad.
Baja autoestima. Cuando pasa mucho tiempo sin sexo se puede comenzar a pensar que no se es capaz de levantar el interés y deseo en los demás. Esto, a su vez, contribuye a minar nuestra autoestima.
Inseguridad. La falta prolongada de sexo nos puede hacer sentir inseguros al momento de tenerlo. La falta de práctica, el temor a perder destrezas, contribuyen a que nos sintamos más inseguros.
Aumenta la distancia en las parejas. El sexo en una relación acerca a las partes. A más tiempo sin tener sexo, más aumenta la distancia en la pareja. Se puede inclusive perder el interés en la otra parte por olvidarse del placer que podían brindarse.
Pero tampoco es que salgamos como locos a buscar sexo. Eso sí, sí ha pasado mucho tiempo sin él, hay que propiciar las situaciones. No se puede esperar que ocurra solo. Hay que buscarlos, inventarlo, hacer que ocurra. Recuerda que si pasa mucho tiempo sin sexo puedes inclusive llegar a sufrir un ataque cardiaco, según la Universidad de Tufts.
¿PUEDE AFECTARNOS LA FALTA DE SEXO?
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