Jason Collins, el primer jugador de la NBA en activo en salir del armario, ha declarado haber sufrido los insultos homófobos de otro jugador durante el desarrollo de un partido. No obstante, también señala que la actitud de compañeros, directivos y aficionados ha sido mayoritariamente positiva.
Tras dos contratos consecutivos de 10 días de duración cada uno, el rendimiento desarrollado por Jason Collins ha sido suficiente como para que los Nets de Broklyn hayan ampliado su contratación para el resto de la temporada. Collins afirma estar completamente satisfecho con el comportamiento hacía él tanto de sus compañeros como de los directivos y seguidores desde su salida del armario. Sin embargo, también declara que un jugador de otro equipo al que se enfrentaba le dirigió insultos homófobos durante un partido.
Esa fue la respuesta a la pregunta que le planteó el Daily News sobre si le habían agredido verbalmente desde su incorporación a las canchas. “Uno de los jugadores, un descerebrado de otro equipo”, afirmaba Collins, “es eso, un descerebrado, así que lo dejé pasar. Se trata, de nuevo, de controlar lo que puedes controlar. Así es como me comporto cuando actúo como un profesional “.
La actitud de ese único jugador contrasta con el comportamiento que la afición y jugadores han mantenido respecto a Jason Collins. En Los Ángeles fue recibido con todo el graderío aplaudiendo puesto en pie, mientras que en Brooklyn la afición del equipo del que forma parte no para de corear su nombre en sus cánticos mostrándole su apoyo. Incluso su camiseta con el número número 98 (que el jugador luce en honor a Matthew Shepard, el joven gay asesinado en 1998) es la más vendida de entre los jugadores de la NBA, siendo destinados los beneficios por su venta a asociaciones de defensa de los derechos LGTB.
Collins también agradece que el objetivo actual de la prensa se ciña a su rendimiento deportivo, pues es una muestra más de normalidad. Eso no impide, por supuesto, que dedique gran parte de su tiempo a reivindicar los derechos civiles de las personas LGTB. “Como individuo, como persona, como ser humano, tienes la capacidad de ser muchas cosas distintas” afirma convencido, “puedes ser un atleta y también un ser humano que trate de potenciar y ayudar a los demás. Yo intento potenciar y ayudar a los demás de todas las maneras que puedo”.
La temporada que queda por delante implica jugar en algunos de los estados más conservadores de los Estados Unidos (el llamado cinturón bíblico). Jason Collins se confiesa tranquilo ante esta circunstancia, pues“no se puede controlar lo que van a hacer los demás”. También cree que su experiencia puede servir a los demás de alguna manera. “Espero que esto muestre a todos los jugadores que pueden tener su vida fuera de la cancha sin no tener que ocultar nada. Y también dentro de la cancha, el campo o el hielo”, declara con confianza, sin olvidar agradecer a quienes le han apoyado, pues, según Collins, “esto también es un mérito de mis compañeros y de toda la organización de los Nets, desde los dueños hasta el conjunto de entrenadores, mis compañeros de equipo y todos los demás”.
JASON COLLINS: ENTRE LA HOMOFOBIA Y EL APOYO DE LA FANATICADA
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