LOS NUEVOS RUSOS BORICUAS

Un grupo de religiosos fundamentalistas en conjunto con la organización Puerto Rico Por la Familia, anunció públicamente que se opondrán a los proyectos del Senado de Puerto Rico 484, que propone que se incluya la perspectiva de género en el currículo escolar, y al proyecto 437, para que la pareja de un padre o madre con patria potestad de un menor pueda adoptarlo aunque sea del mismo sexo.

Estos mismos grupos fundamentalistas se han opuesto anteriormente a otros proyectos que buscan equidad, respeto de diferencias, e inclusión. En su esfuerzo anterior, los proyectos a los que se oponían fueron aprobados, a pesar de un fuerte cabildeo basado en desinformación y demagogia por parte de ellos.

Impresiona, aunque no nos sorprende, la insistencia de los grupos fundamentalistas en oponerse a todo cambio en el ámbito del género. Podemos entender que ellos responden al dogma. Para ellos solo existe una verdad única que entienden proviene de la biblia. Pero independiente de si esta es producto de inspiración divina o no, desde una perspectiva literaria e histórica, la biblia viene a ser una compilación de historias contadas que luego fueron redactadas. En el proceso de constituirse como "libro sagrado" sus historias han sido interpretadas y reinterpretadas a lo largo de los siglos, acomodando personajes y excluyendo historias que no "cuadraban" bien con las intenciones de los redactores. De esta manera, la "verdad" que los fundamentalistas dicen defender es una interpretación particular de esas historias.

Pero la vida tiene maneras sorprendentes de ponernos en evidencia. Hace 30 años atrás, estos mismos grupos fundamentalistas señalaban a Rusia, para ese entonces el centro de la Unión Soviética, como la encarnación de todo lo malo, el demonio mismo encarnado. A modo de ejemplo, para finales de la década de 1960, estos grupos diseminaron la idea de que en Cuba enviaban a los niños a Rusia a adoctrinar dentro del ateísmo. Rusia, por su parte, identificaba a los fundamentalistas como el "opio de los pueblos", señalando a su poder enajenante.

Con el pasar del tiempo el bloque soviético se desmembró lo que dejó a los fundamentalistas sin un demonio con el cual asustar a la gente. Rusia "evolucionó" de un país defensor de la justicia social a un país capitalista con una mafia propia de fama internacional y alto nivel de corrupción gubernamental. Por aquello de las ironías de la vida, la historia ubicó a los antiguos enemigos en la misma coyuntura, la necesidad de identificar un nuevo demonio ente el cual erigirse como defensores de "la verdad y lo bueno".

En el caso de Rusia, el gobierno de Vladimir Putin, luego de unas elecciones escandalosas y ante un apoyo menguante, decidió crear enemigos que atentaban contra la "identidad rusa" señalando a occidente, el pueblo checheno y los sectores LGBT. En el caso de los fundamentalistas simplemente los sectores LGBT, ignorando la violencia, el maltrato y abuso a su alrededor, e inclusive los casos de pedofilia dentro de sus propias organizaciones. Curiosamente, ambos, ya sea respondiendo a desinformación propia o con un interés intencional de desinformar, equiparan la homosexualidad con pedofilia.

Así que los antiguos opositores tienen al presente más cosas que los unen de las cosas que los separan. Los fundamentalistas locales, en su más reciente esfuerzo de oposición terminan apoyando, de forma indirecta, conductas y actitudes que sustentan relaciones de abuso y maltrato contra grupos tradicionalmente desprovistos de poder como mujeres y personas que responden a sexualidades alternativas. Quizás no están tan distantes de las imágenes que llegan de Rusia en las que personas son agredidas por ser el solo hecho de ser diferentes.

Así que como decía mi abuela "se mezcla las ganas con el gusto". En este caso la corrupción de un estado de corte totalitario como Rusia, coincide con la mezquindad y esfuerzos conscientes de desinformar de grupos fundamentalistas.

Al final no son tan diferentes, y al igual que en la década de los '60 quizás estén considerando enviar a sus niños a estudiar "odio gay" en Rusia para convertirlos así en los Nuevos Rusos Boricuas.