CUANDO NO SE PARA BIEN

A diferencia de una mujer, un hombre no puede fingir el estar excitado. Algunas mujeres pueden inclusive fingir un orgasmo y nadie se entera, solo ella sabe que en realidad no sintió nada significativo, aunque sus gemidos y gritos hicieron sentir muy bien a su pareja.

Pero en los hombres se piensa que la excitación se puede ver, se equipara excitación con erección, si hay erección está excitado, si no la hay no lo está. Para complicar aún más el cuadro, se espera además, o al menos así lo piensan muchos hombres, que él tiene que presentar todo un espectáculo de virilidad. Esto es, se espera que lo tenga bien duro y que esa erección dure. A esto le llamamos, la presión para ejecutar.

Pero la presión para ejecutar puede hacerte fallar. Esta presión constante de que uno no puede fallar, que los “machos no fallan”, puede promover ansiedad e inseguridad que te puede, precisamente, hacer fallar. Muchas personas piensan que la erección es un reflejo, que ocurre de forma automática y que el hombre siempre está listo para el sexo. Esto puede ser más o menos posible cuando se tienen 15 años de edad. A esa edad la erección puede llegar a ser incomoda porque ocurre inclusive en momentos que no la deseamos. Pero según vamos creciendo puede ocurrir precisamente lo contrario, que cuando la deseamos no ocurra.

Lo peor que puede ocurrirle a un hombre es entrar en una relación de intimidad sintiendo la presión o pensando que debe montar todo un espectáculo tipo película porno. Se supone que se entre en relaciones de intimidad porque se desea, porque se siente algo especial por esta persona, o por simple deseo y/o diversión; pero no porque se desee montar un espectáculo. Muchas personas, hombres y mujeres, toman las películas porno como referencia. Las porno no son reales, los actores en ellas son escogidos por su capacidad para ejecutar y aún así se repiten muchas escenas para dar la impresión de que el tipo dura y dura y dura. Así que no tomen las porno como referencia.

La intimidad debe ser placentera, aliviar tensiones, divertir, promover la unión y cercanía entre dos personas. El sexo no es un deporte, ante todo es importante tener claro que somos simples humanos, que el pene no define quienes somos y que para disfrutar y pasarla bien no necesariamente tiene que haber penetración. Si alguna vez ha habido problemas de erección lo más recomendable, después de descartar causas físicas, es desenfocarse de los genitales y enfocarse en todo el cuerpo y el placer que pueden ofrecer otras partes y otras actividades.

Conocer bien el cuerpo de la otra persona nos puede convertir en mejores comunicadores dentro y fuera de la habitación, y a mayor comunicación mayor intimidad. La erección es una respuesta entre muchas respuestas de excitación y la excitación se puede lograr de muchas maneras. Si realmente nos sentimos cómodos con esta persona, si exploramos su cuerpo con calma y sentimos que aumenta el deseo, la erección llegará sola, de forma natural.