El siguiente es un interesante artículo escrito por Ale K* para el blog amigo Nosotros y los baños; “un artículo agresivo”, como lo define el autor, acerca del barebacking como una conducta de alto riesgo.
La función de cualquier movimiento reivindicativo u organización que estén basados en la constatación de un déficit, es la de desaparecer una vez se hayan conseguido sus objetivos y superados los déficits.
Por eso la función de las Comisiones Antisida sería, y es lo deseable, que desaparecieran; que dejaran de existir cuando toda la población conociera los mecanismos de transmisión del VIH y supiera cómo evitarla.
Pensando en mi edad, y en el tipo de trabajos precarios al que nos vemos abocados, un técnico en prevención como yo tiene que estar indudablemente a favor del uso y difusión del barebacking, si quiere seguir trabajando en algo que es interesante y está medianamente bien pagado.
Yo ya contaba que, gracias al barebacking del que no se habla -ese que practican tantos y tantos de los heterosexuales- iba a tener trabajo para rato, pero como resulta que además de trabajar en prevención soy maricón, pues, y ripios fáciles aparte, mi campo de actuación son los HsH, hombres que se relacionan sexualmente con otros hombres, que son, según las últimas noticias -que algunos consideran alarmistas-, los que se han apuntado a la “nueva” moda del barebacking. Estas noticias las veo como una promesa para mi jubilación, para mí son solo líneas y líneas ocupando hojas en mi vida laboral.
Desde mediados de los noventa, con la aparición de los retrovirales, ya había notado un cierto relajo en la discriminación y represión de las prácticas y la visibilidad homosexuales. La homofobia, que siempre está al acecho, creó los grupos de riesgo para poder volver a conducir a los gays al redil de la perdición y el pecado, esta vez con castigo divino en la tierra; pero los gays reaccionaron, hablaron de prácticas y no de sexualidades u orientaciones, exigieron la prevención y la información como armas para evitar la expansión, obligaron a autoridades y laboratorios a investigar los medicamentos que ralentizaban la replicación del virus, y aún así, seguíamos en el ojo del huracán por no negarnos a practicar sexo, un sexo al que de una forma optimista empezamos a llamar más seguro.
Logramos que hasta desde sectores no muy reaccionarios fuéramos considerados como una de las partes más activas en la lucha contra la pandemia del SIDA, tanto que hemos sido premiados con políticas igualitarias que nos han llevado hasta, fíjense, el matrimonio.
Pero el nuevo siglo ha vuelto a poner las cosas en su sitio y todo gracias albarebacking, que por si alguien no lo sabe consiste en hacer sexo sin protección, física o mental, alguna.
Gracias, insisto, al barebacking las personas que trabajamos como técnic@s de prevención tenemos nuestro puesto de trabajo asegurado. No podemos, pues, más que congratularnos por el aumento que dicen tiene este tipo de prácticas. Basta visitar cualquier página web o club para darse cuenta de que con esa ingenuidad o ignorancia -más propia de los discursos blandos y lánguidos de los amores heterosexuales que caracterizan los perfiles de los participantes-, las transmisiones seguirán aumentando más y más. Me refiero a esas tonterías de buscar y darse el “regalo” (cuando muchos podrían poner una tienda de complementos), que por un lado recuerdan a los embarazos que se producen en las relaciones de los héteros, por esa triste cuestión de dejar frutos visibles y no deseados tras el sexo; y por otro, a esa ingente literatura que desde el romanticismo ha tratado de unir la pasión y el sexo con la muerte; triste lectura del Eros y Tánatos.
En conclusión, que a lo que estamos asistiendo no es más que a un torpe remedo de los modelos sexuales heterocentrados, verdadero núcleo duro del barebacking, y es que, por mucho que nos pese a cuatro mariquitas progres, el empeño de muchos maricones ha sido el de llegar a ser una mala copia de lo que es un heterosexual.
Pero el barebacking no solo servirá para crear puestos de trabajo en salud pública, habrá otros muchos campos laborales que saldrán altamente favorecidos con la expansión de estas prácticas. Un abogado conocido, ya está preparando las denuncias que se interpondrán por los contagios producidos, a los compañeros sexuales, a los dueños de clubes y locales.
Denuncias que irán creando jurisprudencia y aumentando el monto de las compensaciones. Las compañías de seguros podrán ver cómo crecen sus beneficios, gracias a las primas elevadas a las que someterán a sus asegurados para que luego puedan tener algún tipo de tratamiento, porque después del tabaco, habrá muchas enfermedades que no entrarán en los servicios sanitarios públicos, ya que éstos no aguantarán sus déficits económicos y alegarán que cierto tipo de prácticas riesgosas para la salud serán, única y exclusivamente, opciones personales y como tal no tendrán cobertura.
Otro de los sectores que saldrá altamente beneficiados será, cómo no, el de los laboratorios farmacéuticos, ante la aparición de nuevas cepas gracias a las reinfecciones y resistencias del virus, porque muchos buscadores del “regalo”, en su ingenuidad, ignorantes de su condición serológica llegarán al conocimiento con cuatro o cinco enfermedades en este caso no tan oportunistas, y con una carga viral de millones de copias de una cepa hiperresistente; pero esto debe ser muy atractivo para los practicantes del barebacking.
Me imagino su excitación al saber que ya han agotado todos los tratamientos, esperando desesperadamente el descubrimiento de un nuevo antirretroviral que les haga sobrevivir, viéndose postrados en la cama con aftas en la boca que les producen tremendos dolores solo por tragar líquido, flotando en la mierda que sus diarreas, imposibles de controlar, les producen día y noche, con la mitad del peso que deberían tener, y observando los cambios de color de su piel, violáceos, verdes, negros, que les producirá el sarcoma. Realmente excitante y seductor.
Espero que el barebacking no se quede en los principios en que se encuentra y vaya a más, porque el VIH es solo una de tantas infecciones de transmisión sexual y habría que lograr que se expandieran todas. A mí se me ocurre que se podrían hacer fiestas temáticas del estilo de “Fiesta del chancro purulento, métete la Sifilis dentro”, “Noche sexual, todos a por el Herpes genital”, “Fiesta del hortelano, métete un Condiloma como una coliflor por el ano”, “Uretritis night, saborea la secreción mucopurulenta”, “Encuentros en la tercera fase (de la sífilis)”, ¡locura total!
*Ale K es licenciado en Psicología y Abogado (UBA), psicoanalista y coordinador de grupos de reflexión. Trabaja con pacientes HIV, con parejas y varones gays. Es comunicador radial distinguido por divulgar la cultura LGBTI.
Fuente: Sentido G
BARBACKING: ¿EL ÚLTIMO GRITO DE LA MODA?
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