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¿QUÉ HACER CUANDO EL DE ABAJO NO QUIERE COOPERAR?

“Cuando la de abajo se para, la de arriba no piensa”. Así decían en la escuela algunos compañeros de secundaria, refiriéndose a que dejaban de pensar cuando se excitaban sexualmente. No es tan extraño que un muchacho piense así, pero cuando encontramos a un hombre, que se supone sea adulto, pensando de esta manera, no dejamos de sorprendernos. Sin embargo, este tipo de pensamiento es, por desgracia, más común de lo que desearíamos. La lógica detrás del mismo es que no se pueden controlar los impulsos sexuales. O sea, que siempre que haya una estimulación, el sujeto que cuelga de su pene ejecutará, sin mediar consecuencias. Pero si aceptamos esto como cierto, lo mismo puede ocurrir a la inversa. Así que, ¿Qué hacemos cuando el sujeto de abajo decide finalizar el trabajo muy rápido, o cuando simplemente no se quiere presentar para trabajar?


Para comenzar a asumir control sobre tu vida sexual, sobre tu pene, y dejar de ser su esclavo, debes establecer de forma clara que ese pedazo de carne allá abajo, que te brinda tanto placer, no es tu órgano sexual principal. El “tipo” puede alardear mucho y en ocasiones ponerse bravo e incontrolable pero en última instancia él solo hace lo que el jefe manda, y el jefe real es tu cerebro. Así que, contrario a lo que muchos hombres piensan, el pene no tiene mente propia. Lo que te recomendamos es que si no puedes ejecutar como deseas no te vayas en pánico, llama al jefe real para que asuma el control y salve la situación; esto es, usa tu cerebro.

Veamos algunas situaciones incómodas y posibles soluciones para las mismas.

Por ejemplo, si finalizaste demasiado rápido, no comiences a proveer explicaciones que harán del momento uno más embarazoso. Esta situación puede que sea embarazosa para ti pero la persona con quien estás también puede sentirse incomoda, y comenzar a justificarte le hará sentir peor. Puedes evitar finalizar muy rápido asumiendo control y tomando conciencia del proceso, y como te vas sintiendo en el mismo. Si ves que el momento se está acercando, detente, sácalo, y comienza a acariciar otras partes de su cuerpo. Puedes comenzar a dialogar, explicar que deseas tomar un receso. El detener la acción para comenzar de nuevo más tarde puede hacer de toda la relación una más divertida. Si en efecto te diste cuenta muy tarde y ya hiciste lo tuyo, se agradecido y toma de tu tiempo para devolver el favor a la persona con quien has compartido.

Otra situación incómoda, más común de los que muchos hombres quisieran admitir, es cuando “el tipo” no se quiere presentar para trabajar. En ocasiones puedes tener todo el deseo pero la ansiedad te traiciona, una vez más, el problema no está en “el tipo”, está en el cerebro que se ha bloqueado con dudas. Si esto ocurre hay muchas otras cosas que puedes hacer para distraer tu mente en lo que llega el momento de sentirte cómodo y en el ánimo correcto. Puedes acariciar, besar, probar cosas diferentes, entre ellas volver a lo oral que siempre es placentero. Lo mejor es relajarse, ten claro en tu mente que no siempre hay que finalizar en penetración. Pero si la penetración es importante, aún así relájate, disfruta el momento y fija en tu mente que mañana será otro día. Si la persona con quien estás no lo puede manejar, quizás no se adecuada para ti.

Puede también haber situaciones en que no puedes lograr el orgasmo. Si esto te ocurre desenfócate y relájate. Al igual que en la situación anterior busca hacer otras cosas que te acerquen más a ese punto en el cual te sientes listo para descargar. El orgasmo es controlado por el sistema nervioso involuntario, por lo tanto, no es asunto de control, es dejarse ir. Paradójicamente, tener demasiado afán en llegar a él puede precisamente alejarte de él. Muchas personas que tienen problemas de control, que desean controlarlo todo pueden confrontar problemas para alcanzar un orgasmo porque no saben cómo dejarse ir, no saben soltar el control. Entonces, si no logras alcanzar el orgasmo cambia de posición, continúa jugando sin querer controlarlo todo, y déjate llevar.

Debes tener claro que en la intimidad es necesario aprender a compartir de verdad, sin querer controlar y dejándose llevar en ocasiones. Así que recuerda, usa tu cerebro para disfrutar más, y para protegerte mejor. Si te envuelves en conductas irresponsables alegando que no pudiste controlarte, créenos que la vida te la va a cobrar en algún momento. 


Finalmente si ves que tienes problemas persistentes en algunas de estas áreas puede que tengas alguna situación fisiológica, o algún bloqueo psicológico, en cuyo caso te recomendamos acudir donde un profesional competente que te evalué.
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