por Francisco Cartagena "El Jimagua"
Un joven que no ha vivido más de veinte primaveras va caminando sólo por la calle. Varios sujetos lo acorralan y tras lanzarlo contra una pared y propinarle una golpiza, le gritan marica. El joven casi sin poder caminar se levanta, va a la policía pero no tiene derecho alguno ya que su gobierno es su primer agresor.
Imagine que ese joven es su hijo y que lo cazan, persiguen, denigran y agreden, quizás hasta su muerte. Imagine que encima de su dolor, las leyes del país que le vio nacer lo desprotegen por ser catalogado como diferente o inmoral.
Esa es la realidad de cientos de miles de personas homosexuales en Rusia. Las leyes del gobierno ruso contra la “propaganda homosexual” han logrado desatar una casería de homosexuales, teniendo como resultado la proliferación de agresiones en contra de seres humanos que solo desean vivir en libertad sus vidas.
En Puerto Rico, la familia sufre de la peor carencia de respeto y valores, teniendo como consecuencia el maltrato infantil, violaciones sexuales contra niños y niñas por algún miembro de su “familia tradicional” o sacerdotes y pastores. Aun así, podemos observar grupos religiosos callar ante esas atrocidades y persistir únicamente con campañas discriminatorias contra homosexuales, muy similares a las del gobierno ruso.
Hoy muchos elevamos un clamor por los líderes religiosos de ‘PR por la Familia’ quienes unidos en un ‘clamor a Dios’ han protagonizado un tour mediático en donde pareciera que su único propósito lo es condenar a la comunidad LGBTT. Además pretenden imponer leyes que prohíban cualquier conducta o identidad sexual que ellos cataloguen como diferente o pecaminosa.
Un clamor por el peligro que representan estas leyes discriminatorias contra la homosexualidad. Leyes ansiadas de dominio y la condena de cualquier persona, político, artista o entidad que se pronuncie a favor de los derechos humanos, esos que deben proteger a toda la ciudadanía sin discrimen.
Un clamor porque no miden las consecuencias de sus acciones discriminatorias, las cuales pueden causar que un joven decida suicidarse agobiado por el odio que percibe en su contra en la sociedad de la que forma parte.
Un clamor porque la hipocresía eclesiástica en muchos se hace real, pues nunca hemos tenido el honor, el grato honor, de ver a una líder religiosa como Wanda Rolón, o a un líder como Jorge Rashke pronunciarse públicamente en contra de los pastores o sacerdotes pedófilos, en contra de la violencia doméstica, o la corrupción en las Iglesias, por ejemplo.
Sucede que mirar el ojo ajeno es más fácil que intentar quitarse la paja en el vuestro. Es importante reconocer que la historia actual de la humanidad se mueve a la igualdad de derechos, que siempre habrá un clamor a la equidad sin venta de camisetas, censuras y condenas.
Porque el clamor a la equidad nace de corazones que saben y quieren amar en la libertad y no, en las cadenas que suponen las malas interpretaciones de la biblia. Un libro que, esos que claman hoy a Dios y condenan a los homosexuales, utilizan a su conveniencia más bochornosa.
Comentarios a: eljimagua@live.com
CLAMOR A LA EQUIDAD
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