por: Pedro Julio Serrano
Hace unos años, denuncié el engaño de los supuestos “ex-gays”. Tanto Vicente “El Negrito Bombón” Martínez como Héctor Gustavo Ruiz, mejor conocido como Milena Lane, han recurrido a los medios para desinformar.
Ayer nos enteramos que Milena Lane había regresado al transformismo y ya no habla de conseguir la supuesta mujer que lo haría feliz al casarse con ella.
Y es que tenemos que tener algo bien claro: la orientación sexual no es una enfermedad, por lo que no hay que buscarle una cura. Mucho menos hay que “convertirse” pues no es un demonio que se tiene que sacar. Punto.
Estas supuestas y falsas “conversiones” son un intento de los grupos fundamentalistas de capitalizar ante la baja autoestima, los miedos y la confusión de muchas personas LGBTT que aún quieren tener un vínculo con una religión que l@s rechaza y deshumaniza. Estos grupos fundamentalistas han usado tácticas consideradas antiéticas, inhumanas y dañinas para degradar y demonizar a las personas LGBTT.
Desde la década de 1970 en Estados Unidos se descartó patologizar a la homosexualidad. Mientras que en la década de de 1990 la Organización Mundial de la Salud, también, se eliminó de los diagnósticos de enfermedades mentales. Incluso, para que quede más claro: hace unos años, la Asociación Americana de Psicología confirmó — una vez más — que la orientación sexual no se puede cambiar.
Y es que lo único que debemos “curar” es la homofobia. Debemos reconocer que el prejuicio en contra de la orientación sexual y la identidad de género es un mal social que tenemos que combatir.
Tenemos que crear una sociedad que acepte e incluya cada un@ de nosotr@s, especialmente l@s jóvenes que se identifican como LGBTT. Ciertamente tod@s seremos más saludables cuando cada un@ de nosotr@s pueda traer su completa humanidad, su completa identidad a nuestros trabajos, a nuestras escuelas, a nuestras iglesias y a nuestras comunidades.
A Héctor y a Vicente — así como a todas las personas que han sufrido la inhumana terapia de conversión — les invito a liberarse del yugo de la opresión que se les ha impuesto. La felicidad está en aceptarse, valorarse y respetarse tal y como un@ es.
NO HAY TAL COSA COMO UN "EX-GAY"
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