¿QUÉ OCURRE EN UNA TERAPIA PARA CURAR LA HOMOSEXUALIDAD?

Peter Gajdics

Peter Gajdics, es un escritor residente en Vancouver, Canadá, quien vivió una experiencia de 6 años en "terapia reparativa" y esta es su historia.

No hay duda que con la aprobación de una medida para prohibir las terapias orientadas a "cambiar" la orientación sexual de menores por la legislatura del estado de California, las ''terapias reparativas" volverán a hacer encabezados. Yo estuve en una forma de terapia reparativa en Colombia Británica, Canadá, por 6 años, luego de lo cual presenté una demanda por mal práctica médica contra mi ex psiquiatra, Dr. Alfonso, por tratar mi homosexualidad como una enfermedad. Si esta nueva ley de California va a ser criticada, debe ser porque el uso de terapia para "cambio" en personas mayores de 18 años debiese ser prohibida también. Yo tenía 24 años cuando conocí a mi ex psiquiatra, 31 cuando deje la terapia, y casi 40 cuando la demanda finalizó en un acuerdo fuera de la corte en 2003.

En 1989 entré en cuido con Dr. Alfonzo luego de salir del closet como gay y ser rechazado por mi familia. En asunto de meses, Alfonzo me presentó con teorías de formación de conflicto, dijo que yo no nunca sería feliz como homosexual, que mis deseos sexuales por mi mismo sexo eran el resultado de crianza defectuosa, y así mi cuerpo había sido adiestrado, "por años de actividad homosexual", para responder solo a hombres. Para ayudar a reclamar mi "heterosexualidad innata", Alfonzo me dirigió a liberar mi coraje y sentir mi dolor en un esfuerzo para "des aprender el error" de mi homosexualidad. Dijo que mi terapia sería como "mondar una cebolla"; con cada capa de dolor de mi infancia que yo lograra superar, mi falsa identidad homosexualidad cedería para revelar mi verdadero yo heterosexual.

Luego de tres años en la terapia sufrí un colapso físico y mental por el uso prolongado de dosis, casi letales, de cinco medicamentos psicotrópicos, una de las muchas maneras en que Alfonzo "ayudó" a suprimir mi libido para que yo pudiese "cambiarme al otro lado" ( a heterosexualidad). Cuando se hizo claro, a pesar de la medicación y de "terapias de sentimientos" casi diarias, que mis deseos eróticos por mi mismo sexo no disminuirían, Alfonzo me ordenó embotellar mis heces fecales y olerlas cada vez que me sintiera atraído hacía un hombre. Me dijo, "Debes de ser recordado de donde los homosexuales meten sus penes. Debes ser recordado que las relaciones homosexuales no son placenteras". Nada de eso funcionó, yo seguía atraído hacía hombres, solo que ahora todo deseo erótico parecía asociarlo con el olor a heces fecales. La reacción de Alfonzo fue amenazarme con conectar mis genitales con electrodos. "Sin mi ayuda," me dijo semanas después, "tu probablemente te contagiaras con SIDA y morirás".

En 1997, dos años después de dejar la terapia, presenté una demanda de mala práctica contra Alfonzo sobre la base, entre otras cosas, que el trató mi homosexualidad en un esfuerzo para cambiarme a heterosexual. Según pasaron los años se hiso claro que el enfoque de la demanda tendría que ser menos sobre lo que Alfonzo hiso o no hiso en su esfuerzo de "cambiar" mi homosexualidad, y más sobre si la homosexualidad, como categoría médica definible, podía todavía ser considerada "tratable". Citando la posición de la Asociación Psiquiátrica Americana que la homosexualidad aún podía ser considerada "un problema a atender cuando causa distrés a un individuo", los abogados de la defensa alegaron que Alfonzo no había tratado mi homosexualidad, per se, pero mi "distrés significativo y persistente sobre mi orientación sexual".

La terapia reparativa "trabaja" para aquellos que terminan reclamando haber cambiado de gay a heterosexuales, por disociación: La persona atravesando el tratamiento es vista como separada de su sexualidad, y así ellos mismos se disocian de todo lo que han asociado con la idea de ser gay.

En retrospectiva puedo ver que yo siempre he objetivado mi sexualidad; por casi 6 años yo había hablado de "dejar la homosexualidad", como si "el mundo gay" fuese una cosa en sí misma, alguna "cosa" que yo podía dejar atrás, y moverme hacia adelante. Pero si mi experiencia me ha enseñado algo es que un cambio en el "mapa" de mi identidad de homosexual a heterosexual nunca cambiaría el "territorio" de mi experiencia de deseo hacía el mismo sexo, a deseo hacia un sexo diferente. Un mapa no es el territorio que representa. "Perseguir símbolos es como aceptar el mapa en lugar del territorio, Deepak Chopra, escribió una vez, "Crea ansiedad; termina haciéndote sentir hueco y vacío, porque cambiaste tu mismidad por los símbolos de tu mismidad."

La "terapia reparativa" confunde el mapa con el territorio. El paciente cree erróneamente que al cambiar su mapa de identidad el también, quizás un por acto de providencia o pensamiento mágico, cambiará el territorio de sus experiencias. No lo logran. Lo que si experimentan, mientras reciben el tratamiento, es disonancia cognitiva (identificándose como heterosexuales mientras experimentan deseos eróticos por el mismo sexo), y con frecuencia dejan el tratamiento disociados, despersonalizados, deprimidos, y en ocasiones, suicidas.

La idea de que la terapia reparativa "repara" algo, o al menos cambia el deseo erótico, es, para parafrasear la autora Joan Didion, una historia que nos decimos a nosotros mismos para poder sobrevivir, Cuando hablamos de terapia reparativa en realidad hablamos de supresión del deseo, de disociación, despersonalización. Hablamos de un trauma inconmensurable que vive la persona que ha sido sometida a lo que yo ahora considero una lobotomía psíquica. En esta el "cirujano" explora en la psico sexualidad del individuo, cortando y marcando su rumbo hacia el establecimiento de una sexualidad "diferente", mientras el paciente, maltratado severamente por una vida de mensajes de heteronormalidad, se vuelve un co-conspirador en su propio viaje de pérdida de control y dirección sobre su vida.

Habilitar leyes que hagan ilegal el practicar la terapia reparativa sobre cualquiera bajo la edad de 18 es solo el principio. La terapia reparativa puede ser una mentira, pero las mentiras comienzan no con la idea de que podemos cambiar de gay a hetero, pero con la idea de que somos quienes la cultura nos dice que seamos, que un cambio en el mapa de nuestra identidad es un cambio en el territorio de nuestra experiencia. Y nadie, no importa qué edad, está a salvo de estas cosas.

Peter Gajdics vive en Vancouver, Canadá.

www.quepasagaypr.com, agradece al autor quien nos autorizó a traducir y publicar su escrito.

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