Aiden Jackson de 18 años de Inglaterra, está acusado de asesinar a David Cowley de 67, porque este lo invitó a tener sexo. Todo ocurrió en un paraje asilado a donde Cowley llevó al joven para tener sexo a cambio de dinero. En Puerto Rico, en un caso que guarda ciertas similitudes, un locutor de radio fue agredido brutalmente con un arma filosa tras invitar a un joven de 18 años a sostener relaciones sexuales.
El locutor está aún vivo gracias a que el joven asumió que no lo estaba luego de abusarlo, de no ser así lo hubiese asesinado también.Como dato curioso, en ambos casos los jóvenes sabían de antemano a lo que iban. La prensa detalló que ambos encuentros habían sido acordados con anterioridad. Por desgracia los agredidos no fueron capaces de identificar la inestabilidad del agresor con suficiente tiempo para evitar los eventos.
Cuando casos como estos llegan a los tribunales se invoca, en ocasiones, el pánico homosexual para la defensa del agresor. Con este término se hace referencia a una perturbación grave pero transitoria del equilibrio mental caracterizada por pavor a ser acosado y dominado por alguien del mismo sexo. La lista de síntomas incluye ansiedad, agitación, alucinaciones, fantasías persecutorias y comportamientos violentos.
Defensores de los derechos LGBT reclaman que esta defensa no es justificación para privar de la vida a otro ser humano. Lo que sí puede quedar claro es que estas son personas con serios trastornos emocionales y problemas de identidad. Parte del cuadro se caracteriza por curiosidad y altos niveles de ansiedad cuando se acerca al objeto deseado. Estos sujetos pueden demostrar interés y disponibilidad pero el acercamiento les genera ansiedad y se pueden tornar agresivos intentando “eliminar” lo que hay dentro de ellos que les incomoda, personificado en el otro. Esta ansiedad y ambivalencia puede ser agudizada por el discurso conservador, cada vez más presente, que insiste en criminalizar y satanizar la homosexualidad.
Pero dada la realidad de que allá afuera debe haber muchas personas desequilibras nuestra mejor defensa a corto plazo será aprender a reconocerles y evitarles.
Lo primero que debemos tener claro es que no todo el que mira quiere, y no todo el quiere se atreve, y no todo el que se atreve realmente va. Lo que esto quiere decir es que puede ser mejor no insistir demasiado si se observa mucha ambivalencia. Por esto se debe estar atent@ a señales de ansiedad, nerviosismo y ambivalencia al intentar conectar a otra persona para intimidad. Aunque puede ser normal algo de nerviosismo al contactar a alguien que no se conoce para intimidad, hay niveles enfermizos de la misma.
Es importante no permitir que nuestras propias urgencias entorpezcan nuestro entendimiento y capacidad para discernir. Si la persona presenta demasiada resistencia o ansiedad quizás sería mejor detenerse y hablar más. Esto puede “dañar” el momento pero puede salvarnos de una muy desagradable experiencia. Si aún así se llega a estar a solas con esta persona algo ansiosa será importante aprender a examinarle para buscar posibles armas. Esto incluye el acariciar y tocar sutilmente por las áreas donde es más probable se esconda un arma: tobillos y cintura.
Si aún así te gusta el peligro y el riesgo será recomendable que evalúes posibles rutas de escape por si comienza a mostrar señales de hostilidad y agresión. No asumas que lograrás controlarle es mejor huir sano que pelear herid@.
Siempre recuerda que mañana es otro día y siempre puede haber nuevas oportunidades con gente menos complicada.
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PANICO HOMOSEXUAL: COMO EVITAR UN REPRIMIDO
Reviewed by qpgc
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