Ser madre es una experiencia única, difícil y a la misma vez especialmente gratificante, las que somos madres sabemos muy bien todo lo que incluye ese paquete. Tener una relación amorosa con la persona que deseas, en este caso, una mujer; también es una experiencia especial, bella, única y porque no, muchas veces difícil. Pero cuando unimos estas características de ser mujer, lesbiana, madre y amante, las cosas podrían tomar giros muchas veces inesperados.
Podríamos resaltar tantas de las experiencias que se nos presentan en nuestro transcurso de ser madre y lesbiana, pero vamos a enfocarnos en las más comunes; esta puede ser una experiencia difícil pero no imposible.
Comenzamos con decir que el hecho de que seamos mujeres no necesariamente implica que tengamos el instinto maternal. Este es uno de los mayores problemas que enfrentan muchas parejas lésbicas con hijos; la compañera de la madre lesbiana, no lleva buena relación con los hijos de su pareja. Aquí vemos diferentes situaciones y todo mayormente dependiendo de la edad de los hijos:
Niños de edad pre y escolar temprana
Esta es una etapa buena, pero también difícil. Es buena porque los niños son aun pequeños y no tienen prejuicios, porque en su mayoría desconocen sobre los “issues” que afectan a la comunidad, el discrimen y la intolerancia hacia este grupo. Esto hace más manejable el hecho de ver a mamá con una amiga o pareja, y si hay buena comunicación con los niños, ellos pueden aceptar esta relación de una manera menos complicada (le enseñamos que hay familias diferentes, etc.).
El problema viene cuando la pareja, no es muy llevadera con la maternidad, algunas se ponen incomodas cuando los niños actúan de formas peculiares como por ejemplo: rabietas, lloran, no quieren despegarse de mami, no quieren que mami salga, se quieren meter en la cama con mami, sienten celos e interrumpen los momentos de intimidad, etc.
El problema del cuido también resulta a veces difícil, si la pareja quiere andar de “jangeo. Y no podemos olvidar, al padre; si el padre de este o estos niños mantiene una relación difícil con la madre, especialmente si rechaza su orientación sexual, podría traer mucho conflicto a la relación.
Niños en edad pre adolecentes
Aquí comienzan unos cambios propios de esta edad, cuando los niños aprenden sobre las diferencias sexuales, enfrentan situaciones incomodas con otros compañeros en la escuela o escuchan el famoso “tu mamá es pata”, algunos miembros de la familia instigan el rechazo, sus amigos tienen mamá y papá, comienzan las preguntas y los conflictos de aceptación. La pareja, debe ofrecer ayuda y apoyo a la madre en este proceso, si la pareja a la vez se siente bajo presión por la situación, no resultará en nada positivo y seguramente saldrá corriendo.
Adolescentes y Jóvenes adultos
Si la relación comienza durante la adolescencia de los hijos, esto podría desencadenar choques emocionales, confrontaciones y rebeldía entre los hijos y la madre lesbiana. Especialmente, si la relación lésbica de la madre, es algo nuevo para los hijos. Es bastante difícil para un joven adolescente /adulto, aceptar que su madre tiene una relación con otra mujer, en especial, si este ya ha sido prejuiciado por la intolerancia de la sociedad, por la religión y/o por otras fuentes.
Esto definitivamente trae conflicto con la pareja, la cual en muchas ocasiones se siente amenazada, rechazada y sufre las dificultades por la que pasa su pareja, creando esto una situación de animosidad entre ellas que podría culminar en el rompimiento.
Es justo aclarar, que se pueden dar situaciones no siempre negativas, existen muchas parejas que pueden manejar efectivamente los cambios emocionales que conllevan las diferentes edades de los hijos, que incluso, han recurrido a ayuda sicoterapéutica para manejar los mismos. Pero también, están las que tiran la toalla y no pueden con la presión que la relación materno-filial impone en la relación de pareja.
Amigas y conocidas mías me han expresado frustración cuando sus hijos le dicen que no aceptan a su pareja, que no aceptan que ellas sean lesbianas, también he visto casos donde han tenido que romper sus relaciones porque los hijos de su pareja le hacen la vida imposible, otras terminan la relación porque su pareja no entiende las situaciones que pasan con los hijos, porque no son maternales, porque no le gustan los niños, porque quieren estar de jangeo todos los fines de semana y ellas no pueden por los niños, etc.
En fin, esto de las relaciones amorosas no es cosa fácil, tampoco la maternidad lo es y si le combinamos el lesbianismo y la maternidad, entonces nos estamos metiendo en un asunto delicado. Pero, no dejemos que esto nos llene de pánico (o como diría el Chapulín Colorado—que no panda el cúnico!).
También hay relaciones maravillosamente y saludablemente creadas, donde existe la aceptación, la paciencia (con los hijos esto nunca sobra), donde los hijos aceptan a corazón abierto que mami sea feliz con la pareja que ella quiera, que sin duda se convierten en los querendones de la pareja de mami, en el hijo postizo, en el nene/a que ella nunca pudo tener, encontrar la dicha de escuchar a los hijos decir que tienen dos madres y convertirse en lo que toda pareja con hijos quisieran ser… Una familia!
Por Meryland Cuevas
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`MADRE Y LESBIANA
Reviewed by qpgc
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